Hombres sin suerte, trayecto hasta el Hipódromo

Libros

ketari

El trayecto en tren hasta el apeadero de Lasarte lo hicieron sin apenas cruzar palabra. Normalmente —cada uno con la hoja de pronosticos recortada del periódico en sus manos— hablaban de las apuestas que iban a hacer y de otras carreras pasadas. Era uno de los momentos más emocionantes de la tarde, el de la esperanza. Aquel domingo, en cambio, Fermín callaba, atento sólo al paisaje que desfilaba veloz por delante de la ventanilla. Miguel respetaba su silencio, eran ya muchos años juntos como para atosigarle con preguntas. El, en general, aceptaba cualquier cosa con resignación, jamás protestaba. Se limitó a guardar la hoja de pronósticos y a mirar al fondo del vagón con su eterna media sonrisa de buen hombre. Cuando enfilaban a pie por la avenida del hipódromo, Miguel intentó que Fermín se pusiera en situación. Por los gritos de ánimo y los aplausos calculó que acababa de terminar la segunda carrera. Tenían tiempo.

 

Pag.: 41

hipódromo de lasarte hombres sin suerte lasarte topo tren