San Sebastián fundó su belle époque particular a golpe de nuevo rico, tan originales que para poner nombre al casino los muy políglotas le llamaron Kursaal, casino en alemán, casi nada, macho, una dependencia de royalty para arriba, eso sí, de cara a la meseta los supermanes, los chicarrones del Norte, y los más santos, meaban agua bendita pero a los inmigrantes los explotaban de exterminio.
Pag.: 29