Lectura insólita de El Capital, cuartel de Loiola

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el caso es que tuvimos que volver a toda leche a Sanse, se habían sublevado los cuarteles de Loyola y se armó buena, ocupamos los centros neurálgicos, estrategia de buen cubero, a mí me tocó la Telefónica, diez hombres, siete con escopetas de caza abajo para barrer la entrada, los dos que teníamos pistola arriba para el tiro de precisión y el otro descansando, pasamos días, tú, sin afeitar, sin dormir, yo aguanté con un bocadillo de queso, me acuerdo bien, allí no entraba ni el tato y llegaban noticias de que los militares se habían hecho fuertes en el María Cristina, salió la telefonista jefa, me cago en ella, qué tía, dejaba chiquitas a la Pasionaria y a la Agustina de Aragón, a las dos juntas, huesuda, bla-bla-bla, menuda arenga, se notaba la costumbre de mandar y hablar por teléfono y con ella nos fuimos al asalto del Cristina, vamos a volarles, nos dice, había más tiros que en la alameda, los de las escopetas se metieron detrás de carretes de papel, las bobinas grandes de los periódicos, las habían traído de Rentería, de Papelera Española, supongo, y por el agujero del centro disparaban, nos pegaron una ráfaga de ametralladora que no veas, como galgos a los portales y va la tía y se adelanta sola a pecho descubierto, es un decir, no tenía casi tetas, ¿dónde están los hombres?, y allí se queda quieta, todavía no sé cómo no la tumbaron, yo llevaba sin dormir la tira y no podía más, allí los dejé y me fui a casa de mi hermana a Eguia, me avisaron unos del retén de Gros, no se podía pasar, estaban bombardeando el barrio desde el monte así que casi a cuatro patas, no podía con mi alma, bluff-bluff-bluff, me fui a la casa de niñas del Paseo de Colón, tenía una conocida, a uno se le han dado siempre bien las chávalas y hasta los sesenta ha funcionado a la dinamita, ¿eh?, chipi-chapa, chipi-chapa, corrimiento de tierras, me dejaron una cama, solo, y si al día siguiente no me despiertan todavía estoy allí, que corre el contador, majo, y a la calle. Funcionábamos demasiado por libre, si cada región emitió sus billetes y todo, así es que después no valieron para nada, la de belarminos que no habré roto, zis-zas, y en setiembre fuera, entraron los navarros y a hacer turismo por el Cantábrico.

 

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