Aún llamamos a capítulo y reprendimos a otros varios transeúntes antes de llegar a la plaza de Cervantes, donde de común acuerdo dimos por terminada nuestra acción benefactora.
Durante las recientes fiestas de Semana Grande, Genaro e Izaskun habían acudido cada noche a la plaza de Cervantes con el fin de presenciar los fuegos artificiales, notable espectáculo que todos los años reúne en calles y paseos próximos al mar a millares de ciudadanos. Izaskun se reconocía enamorada del arte pirotécnico. Hasta donde alcanzaba su memoria jamás se había perdido los fuegos de agosto en San Sebastián.
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La primera noche logró que Genaro Zaldúa la acompañase hasta aquel lugar no exento de peligro, donde les alcanzó de lleno una rociada de pavesas. Algo se le debió de chamuscar a Genaro la valentía, pues a la noche siguiente exigió ponerse más atrás y a la otra aún más atrás, de forma que a partir de la tercera contemplaron los fuegos al amparo de la pared del hotel de Londres.
Autor: Fernando Aramburu
Editorial: Tusquets (1996)
ISBN: 978-84-7223-795-7