... el cine "La Cruz": Paseo de Colón; taquilla de madera; bancos corridos sin respaldo en una salita también de madera, a pocos metros de una pantalla cuadrada, pequeña y blanca como una sábana. Arriba, el "gallito" era un lugar reducido, con cuatro peldaños donde nos sentábamos; y al que se accedía por una escalera con mucha pendiente. Abajo, en el sótano, había un pequeño mostrador que hacía de bar y un mini frontón donde jugábamos a pelota a mano.
La cestera era la antesala del cine. La señora con bata y delantal blanco nos atendía con paciencia infinita, en la esquina de Secundino Esnaola y Trueba, debajo de una marquesina y cerca de los cines, en la calle, con una gran cesta de mimbre, apoyada en patas de medio metro.