A las 10 en casa (pag. 33 y 34)

Libros

rocio

Por supuesto que nos dejaban ir y volver solos al puerto. Lo que en casa no sabían era que de vez en cuando, con las propinas, alquilábamos un bote de remos con el que salíamos por la bocana con cierta dificultad, y no lo habrían sabido nunca de no ser por aquella memorable galerna... Fue tan horrible que hasta fueron al puerto para recogernos, creyendo que estábamos pescando en el muelle. Volvimos tarde y tiritando, arrastrados por la barcaza de la isla incapaces de remar en esas circunstancias. A mis amigos los "calentaron" según llegamos y así hasta entrar en casa, en Gros.

El abuelo Sebastián manejaba carros de caballos, lo mismo para llevar un coche fúnebre que para exhibir a las Manolas en la Plaza de Toros del Chofre.

chofre isla puerto