En ese lugar en que el Drina surge con toda la fuerza de su masa de agua, verde y espumosa, de la cadena montañosa negra y escarpada cerrada en apariencia, se alza un gran puente de piedra tallado armoniosamente, con once arcos de amplia abertura. Desde ese puente, como si de la base se tratara, se extiende en abanico un valle ondulado con la kasaba de Visegrad y sus alrededores, con las aldeas posadas en las faldas de las colinas, cubierto de prados, pastos y ciruelos, surcado de albarradas y palizadas y salpicado de bosquecillos y ralos grupitos de coníferas. De modo que, contemplado desde la línea de horizonte, parece que de los amplios arcos del blanco puente fluye y se desborda no sólo el Drina verde, sino también ese paisaje apacible y cultivado con todo lo que contiene y el cielo meridional que lo domina.
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Porque ese gran puente de piedra, una valiosa construcción de belleza sin igual como no tienen ciudades más ricas y más transitadas («Sólo hay dos más así en el imperio», se decía antaño), es el único paso estable y seguro en todo el curso medio y alto del Drina y un eslabón indispensable en el camino que une Bosnia con Serbia y, más allá, a través de Serbia, con el resto de las provincias del imperio turco hasta Estambul.
El puente mide alrededor de doscientos cincuenta pasos de largo y unos diez de ancho, salvo en el medio, donde se ensancha en dos terrazas idénticas, cada una a un lado de la calzada, doblando así su extensión. Esa es la parte del puente que se llama kapija.[*22] Aquí, sobre el pilar central, más ancho en lo alto, se han construido a ambos lados dos saledizos donde se asientan las terrazas que sobresalen audaz y armoniosamente de la línea recta del puente sobre el agua verde y rumorosa en las profundidades. Tienen alrededor de cinco pasos de largo y lo mismo de ancho, circundadas por un pretil de piedra como todo el puente, pero a cielo abierto. La terraza de la derecha, yendo desde la ciudad, se llama sofá. Se eleva sobre dos escalones flanqueados por asientos a los que el pretil sirve de respaldo, y los escalones, los asientos y el pretil son de la misma piedra blanca, como si los hubieran tallado del mismo bloque.